Fue por su novela "La noche de la Usina".
El escritor argentino Eduardo Sacheri obtuvo ayer el XIX Premio Alfaguara de Novela por su obra “La noche de la usina”, una historia que transcurre en un pueblo bonaerense, afectado por la crisis del 2001, cuyos protagonistas son considerados por el autor “dignos y buenos perdedores”.
Definida por el jurado como “una novela coral, ágil y emotiva”, el libro, que tiene elementos del thriller y el western, narra la historia de un grupo de hombres que se propone reunir una suma de dinero para adquirir unos silos abandonados, pero una estafa los hace tocar fondo y reaccionan colectivamente y con idealismo ante la injusticia.
“La noche de la usina va por lo policial, el suspenso, la intriga vinculada con un asalto, un robo. Lo que hay son pequeñas personas jugándose la vida en eso, que es un sueño que mirado de afuera puede ser bastante ridículo por las acciones que emprenden”, señaló el escritor.
El galardón, que convirtió a Sacheri en el cuarto escritor argentino en recibir la distinción, fue dado a conocer a través de una videoconferencia desde Madrid en conexión con México y Buenos Aires, donde estaba el escritor, autor de novelas como “El secreto de sus ojos”, “Papeles en el viento”, ambas llevadas al cine, y “Ser feliz era esto”, publicadas por el sello que le otorgó el premio.
“Me gusta construir personas creíbles y confieso que me gustan las buenas personas. Me parece que los personajes de esta novela básicamente son dignos y buenos perdedores y los buenos perdedores, de vez en cuando, intentan salir de esa condición. Y la novela va por ese lado: tipos que están en la mala que son dignos en la mala y sueñan con la buena”, explicó el escritor luego de recibir el galardón.
La trama “se sitúa en 2001 y 2004 y si bien hay gente que quiere hacer referencia a lo político no es mi pretensión, siento que las historias la protagonizan las personas más que los gobiernos, no creo en los gobiernos prometeicos, sino en las personas que trabajan”, definió.
Consultado acerca de los aspectos de su vida que roza la novela, Sacheri dijo que “el germen argumental de esta novela es muy posterior a la crisis del 2001”, al considerar que en lo que escribe “siempre hay un germen emocional” que lo motiva.
“En 2001 recién estaba empezando a publicar, era profesor de Historia a tiempo completo, estaba con enormes dificultades, tenía mis hijos muy chicos y una enorme duda de cómo iba a ser para sostener a mi familia y recuerdo estar con mi hija de un año en brazos pensando cómo salgo de esto”, recordó.
“Creo que le transferí a mis personajes un poco esas dudas y esos deseos, pero no es una novela política, no busco metáforas o referencias extrapolables a la situación personal, soy mas de pensar en personas que en gobiernos al momento de escribir mis libros”, sostuvo.
En diálogo con Télam, el escritor contó que la historia transcurre en el pueblo imaginario de O’Connor y tiene como protagonistas al dueño de una estación de servicio quebrada, al jefe de la estación de tren, a dos operarios de una fábrica que cerró, al hijo del dueño de la estación de servicio que estudia en La Plata, y al jefe del campamento de Vialidad que también cerró.
– ¿Qué motivó esta historia?
– Escribí la novela “Araoz y la verdad”, en el 2008, que está situada en un pueblo imaginario del partido de Villegas, donde creé una serie de personajes y situaciones, pero me encariñé mucho con ese pequeño mundo.
Entonces me dije yo voy a volver algún día a ese pueblo y en “La noche de la usina” así lo hice con ese pueblo y sus personajes. El Castelar, donde me crié, se parecía más a un pueblo de la provincia que a la Capital Federal y muy cercano desde lo afectivo y de lo intelectual.
Muchas veces cuando hablo con lectores de pueblos o ciudades chicas manifiestan que se identifican mucho con este tipo de horizonte pequeño, que es el que más me gusta a mi, de hecho sigo viviendo a diez cuadras de donde nací. Vivo ahí y calculo que me moriré ahí.
– Durante la conferencia señalaste que “vivir es perder y que nuestros triunfos van a ser fugaces, y como la derrota va a ser fecunda, lo que nos define es cómo nos plantamos ante la derrota”, ¿cómo se plantan los personajes ante la derrota?
– Se paran juntándose, se paran también con sus defectos, porque se mandan cualquier cantidad de chambonadas que tienen que ver con los errores de cada uno. Pero se juntan y tratan de ayudarse, son gente honesta, en el fondo es lo que tienen en común y me parece que la dignidad consiste en eso: pelearla con buenas armas.
– ¿Y qué pasa ante las situación límite que les toca vivir?
– Cuando la vida te pone ante situaciones límite sacás lo más profundo de vos y ves con qué te quedás, porque así como pueden aflorar cosas horribles, también puede emerger la inteligencia, el odio, la sed de revancha y la solidaridad todo junto.
Somos pasión, pero también somos cerebro, y al cerebro lo tenemos para ver qué hacemos con la pasión. Yo no celebro la pasión, cuento con ella, pero el asunto es qué hacemos con ella, porque podemos ser monstruos con ella, podemos hacer un daño feroz a los que nos rodean.
La novela fue elegida por el jurado presidido por Carme Riera, e integrado por Michi Strausfeld, Carlos Zanón, Sara Mesa, Mercedes Corbillón y Pilar Reyes, quienes decidieron entre 707 escritos.